Alberto Cortez, el poeta que le cantaba a las cosas simples, dejó como legado una lista de canciones inolvidables en sus más de 60 años de carrera.
Intérprete de clásicos de todos los tiempos, como "No soy de aquí ni de allá" y autor de temas que llegan a lo más profundo, como "Cuando un amigo se va", Cortez murió a los 79 años en España después de permanecer internado dos semanas por una hemorrágia gástrica.
El cantautor, nacido en Rancul, La Pampa, el 11 de marzo de 1940 con el nombre de José Alberto García Gallo, llegó con su música a toda América latina y España en su época de oro entre fines de los 60 y la década del 80. Antes de su internación, tenía previsto reencontrarse con su público latinoamericano con un concierto en República Dominicana y otro en Puerto Rico, pero ambos fueron cancelados.
Discos de Oro, cuatro Heraldos de Oro y la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes, son algunos de los premios que el artista cosechó con su música, que bien vale un repaso:
Callejero
Era un callejero con el sol a cuestas, fiel a su destino y a su parecer, sin tener horario para hacer la siesta, ni rendirle cuentas al amanecer. Era nuestro perro, y era la ternura que nos hace falta cada día más, era una metáfora de la aventura que en el diccionario no se puede hallar. Era nuestro perro porque lo que amamos lo consideramos nuestra propiedad, era de los niños y del viejo Pablo, a quien rescataba de su soledad.
No soy de aquí ni de allá (letra de Facundo Cabral)
Me gusta andar, pero no sigo el camino pues lo seguro ya no tiene misterio. Me gusta ir con el verano muy lejos, pero volver donde mi madre en invierno Y ver los perros que jamás me olvidaron y los abrazos que me dan mis hermanos
Cuando un amigo se va
Cuando un amigo se va queda un espacio vacío, que no lo puede llenar la llegada de otro amigo. Cuando un amigo se va, queda un tizón encendido que no se puede apagar ni con las aguas de un río. Cuando un amigo se va, una estrella se ha perdido, la que ilumina el lugar donde hay un niño dormido.
Gracias a la vida (letra de Violeta Parra)
Gracias a la vida que me ha dado tanto, me dio dos luceros que cuando los abro perfecto distingo lo negro del blanco, y en el alto cielo su fondo estrellado, y en las multitudes el hombre que yo amo, gracias a la vida que me ha dado tanto, me ha dado el oído que en todo su ancho, graba noche y día grillos y canarios.
Te llegará una rosa
Aquellos que no tienen fantasía no podrán entender es muy complejo, que acorta la distancia cada día recibir una rosa desde lejos.
Castillos en el aire
Y construyó, castillos en aire a pleno sol, con nubes de algodón, en un lugar, adonde nunca nadie pudo llegar usando la razón. Y construyó ventanas fabulosas, llenas de luz, de magia y de color y convocó al duende de las cosas que tiene mucho que ver con el amor.
Mi árbol y yo
Mi árbol brotó, mi infancia pasó. Y hoy bajo su sombra que tanto creció. Tenemos recuerdos mi árbol y yo .
A partir de mañana
A partir de mañana empezaré a vivir una vida más sana, es decir, que mañana empezaré a rodar por mejores caminos.
El abuelo
Y el abuelo un día, en un viejo barco, se marchó de España. El abuelo un día, como tantos otros, con tanta esperanza.
Los ejes de mi carreta. Atahualpa Yupanqui
Es demasiado aburrido, seguir y seguir, la huella. Andar y andar los caminos, sin nadie que lo entretenga.